24 de junio de 2013

Sobre la fuga de cerebros y por qué venir a China una temporada


Mucho tiempo se lleva hablando desde el inicio de la crisis de la famosa “fuga de cerebros” que podría estar sufriendo España. Sin embargo, este tema ha sido más recurrente en los últimos meses. Algunas noticias, como las relacionadas con el mejor físico joven europeo que no consiguió una beca del Programa Ramón y Cajal, ayudan a ello.

Existe el debate sobre si realmente los españoles jóvenes estamos emigrando de forma masiva o si las estadísticas reflejan más un regreso de los inmigrantes a sus países. No tengo las estadísticas suficientes a mano para posicionarme por una teoría u otra, aunque parece evidente que con un 50% de paro juvenil mucha gente preparada se ha ido al extranjero. En algunos campos, como en la investigación científica, parece incluso más obvio.  Repito, no sé si el fenómeno está lo suficientemente extendido como para denominarlo “fuga de cerebros”, pero es un hecho que está pasando y que presenta una tendencia al alza.

Dejando ese debate a un lado, lo que no me queda duda es que si no hay más jóvenes que se van, es por que no pueden. Si no hay un verdadero éxodo de españoles al extranjeros es porque no es fácil. En mi opinión, tres son las barreras que impiden a mucha gente salir a buscar un futuro mejor o al menos unos años de experiencia.

Barrera monetaria. Salir fuera supone, en muchos casos, incertidumbre. No es fácil encontrar trabajo desde otro país, por lo que lo normal suele ser ir “a la aventura”. Para esa aventura hace falta contar con un colchón, digamos un par de meses de subsistencia al menos, que no siempre se tiene. Es extraño, tras cuatro meses de prácticas cobrando 150 euros...

Barrera idiomática. En mi opinión la mayor de las barreras. Encontrar un trabajo fuera requiere, en el mejor de los casos, tener un nivel de inglés aceptable. Lo lógico es que también se requiera saber alemán, francés o cualquier otro idioma, según el caso. No hace falta ser un lince para darse cuenta que los españoles, junto con otros países del sur de Europa, estamos a la cola en lo que a habilidades idiomáticas se refiere, lo que nos quita muchas posibilidades frente a otros candidatos de otros países.

Barrera del bienestar. La última barrera es la del bienestar o comodidad. Es decir, ¿qué porcentaje de españoles no ha dicho alguna vez “como en España en ningún lado”? Pues eso, que no podemos negar que en España hay calidad de vida (buena comida; buen clima; sanidad, aunque mejor cruzar los dedos; los buenos amigos de siempre, etc. etc.), lo que sumado al conformismo de muchos hace que algunos prefieran quedarse en España con un trabajo precario al riesgo de buscar algo mejor.

Por tanto, no se debería olvidar en el debate de “fuga de cerebros sí, fuga de cerebros no”, que lo importante no es mirar los datos de cuánta gente se ha ido o cuánta sigue en España. Eso no muestra realmente el grado en que se está desperdiciando a la que llaman a la generación más preparada. 

Dicho esto, quería en este post dar algunas razones que podrían animar a aquellos que buscan una experiencia fuera (trabajo o estudio) y que además tienen la suerte de que pueden, elegir China como país de destino.

1. Evidentemente la primera razón es que estamos hablando de la segunda potencia mundial y de un país que, a pesar que su crecimiento se ha desacelerado, aún lo sigue haciendo al 7-8%, con todas las oportunidades que eso genera. Esas oportunidades son mayores en unos campos que otros, por lo que cada uno deberá valorar este punto en función de su especialidad. Profesiones como la de arquitecto (en ciudades de segundo y tercer grado con mayor crecimiento inmobiliario) o gente especializada en comercio internacional (aunque esto mejor no decirlo muy alto, no vaya a ser que la pifie) pueden tener buenas oportunidades.

2. Para mí, una de los grandes ventajas de China es el cambio cultural existente, que no se encuentra en muchos países del mundo. Este choque cultural te permite enfrentarte a situaciones que de otra manera no afrontarías, lo que te hace aprender (a base de golpes muchas veces) mucho más rápido. Además, en un mundo globalizado como el de hoy, casi para cualquier trabajo un mínimo de gestión multicultural es necesario.

3. Porque si quieres aprender chino, salvo que tengas un coeficiente intelectual de 245, es muy complicado aprenderlo sin estar aquí. Es un gran reto; estar en China no supone que vayas a hablar chino en un año (más quisiéramos todos los que estamos aquí), pero intentarlo merece la pena.

4. Porque tienes muchas ciudades donde elegir en función de tus preferencias. ¿Te gusta el calor? Prueba a ir a la provincia de Yunnan ¿O prefieres el frío? En la ciudad de Harbin lo pasarás bien. ¿Quizás no puedes vivir sin el mar? Tienes toda una costa con ciudades como Dalian, Qingdao, Shanghai…

En definitiva, China quizás no es el mejor sitio para formar una familia. Pequeños detalles como la contaminación, lo lejos que estás de tu casa, las aglomeraciones de sus pequeñas ciudades de 5 millones de habitantes, o que no hay protocolo firmado para importar embutidos desde España, lo indican. Sin embargo, como destino en el que buscas experiencias positivas tanto profesionales y personales, no hay duda que hay pocos como este. 

PD1: Pinchando aquí se pueden encontrar algunas formas de llegar a China (y no, no es la página web de British Airways, es un link con información de varias becas). Espero que les sirva. 

PD2: Si se fijan, las a veces tan criticadas y ahora menguadas en presupuesto, becas Erasmus, suponen en la práctica ayudar a superar las barreras idiomáticas y del bienestar. 

15 de junio de 2013

Gastronomía china II: La Ruta de los Palillos de Oro


Conforme pasan los meses más me pregunto cómo es posible que los gustos puedan cambiar tanto de un lugar a otro. ¿Cómo es posible que de una carta de un restaurante chino que tiene 100 platos, a un europeo medio le guste, a lo sumo, 20? ¿Cómo es posible que productos que en España son casi desperdicios (despojos de carne), en China son considerados exquisiteces y de hecho constituyen la principal partida de exportación alimentaria española a este país? 

(Había puesto aquí una foto de un plato con patas de pollo, exquisitez en China, pero puede herir sensibilidades, por lo que la he quitado).

No quiero decir con esto que la comida china no esté buena, que puede que también, sino que tenemos unos gustos tan diferentes que es muy complicado adaptarse a ellos y no echar de menos una buena tortilla española, unas croquetas o un gazpacho.

Y eso que tengo que reconocer que en temas de comida no somos muy dados a arriesgar, solemos ir a los mismos sitios y pedir normalmente los mismos platos. Por suerte, es inevitable de vez en cuando probar cosas nuevas, aunque la decepción normalmente sea mayúscula. Haciendo memoria, en los últimos días he probado cosas tan raras (o mejor debería decir “cosas tan chinas”) como:

  •       Helado (Nestlé) de té verde con judías rojas. No se me ocurre mejor ejemplo de adaptación al mercado
  •           Bambú hervido (increíble el complejo de oso panda que me entró en ese momento)
  •           Whisky con té, la bebida favorita de los chinos en las discotecas, que ya había probado pero ahora reconozco le he cogido el punto


Aunque me he liado un poco, de lo que realmente quería escribir es precisamente sobre lo contrario, sobre los platos que más me gustan de Pekín. O para ser más precisos, lo tres platos que más me gustan con el respectivo lugar donde los comemos. Da la casualidad que estos tres lugares se encuentran juntos en 350 metros, en lo que he venido a denominar la “Ruta de los Palillos de Oro” (sin razón alguna, pero me suena muy bien). Aquí el mapa de los tres locales, situados en la zona de Sanlitun.



1. El que más me gusta es sin lugar a dudas es el pato laqueado a la pekinesa. La joya culinaria de la capital del imperio amarillo. Aunque no vamos todo lo que me gustaría, solo en grandes ocasiones, es una auténtica delicia, y la salsa dulce con que se moja aún lo es más.

Para comerlo, se mete el pato en un crepe, al estilo de una fajita, con la salsa, y se acompaña con trocitos de pepino y una especie de cebolla. El pato viene ya deshuesado, por lo que si tienes algo de destreza con los palillos no hay ni que pringarse las manos. Eso sí, es necesario decir que el nivel de colesterol en sangre al acabar la comida es 5 veces mayor al de antes de empezar. 

Precio total: 10-12 euros (incluyendo arroz y varias cervezas)



2. Uno de los platos fijos en cada restaurante chino es el cerdo agridulce. Bueno, en algunos se debería llamar carne agridulce para no hacer publicidad engañosa, pero da igual. El caso es que es un plato que pocas veces falla. El más bueno de todos los que hemos probado se encuentra en un restaurante sichuanés (número 2), estando la clave en la magnifica salsa agridulce que hacen y en el gran acierto de añadirle piña. Aparte de este plato, es posible encontrar varios más muy decentes en este sitio. 

Precio total: 5 euros (pidiendo varios platos para compartir)

3. El tercero plato son los dumplings. Este es uno de los alimentos, tras el arroz y los noodles, que más se puede encontrar en China. No obstante, los dumplings cambian significativamente de región a región (en Shanghai y el sur, por ejemplo, tienen sopa dentro), pero también de un restaurante a otro cambia radicalmente. Así, los dumplings más buenos que he probado en Pekín están sin duda en uno de los bares menos atractivo e higiénico de todos los que he estado (número 3 del mapa).  Eso sí, a barato no les gana casi nadie.

Precio total: 1 euro (por 10 dumplings)


PD: pinchar aquí para ir al post "Gastronomía china I"

2 de junio de 2013

El Galaxy Soho


Uno de los edificios más conocidos de Pekín es el de la televisión pública, la CCTV.  Por su peculiar forma, no deja de asombrar por muchas veces que pases delante de él.



No obstante, desde hace algo menos de un año Pekín cuenta con un nuevo edificio que aspira a convertirse en un referente de la ciudad. Es el Galaxy Soho, en Chaoyangmen, Dongcheng District. Este espectacular edificio, o complejo, o no sé como denominarlo, se encuentra en el segundo anillo al este de la ciudad y fue diseñado por la famosa arquitecta iraquí Zaha Hadid (bueno, a decir verdad no tenía mucha idea quién era, pero ya me ha quedado claro).

El edificio impresiona desde todos los puntos de vista posibles: desde lo lejos, de cerca, en su interior, de día o de noche. Tengo la suerte de pasar al lado todos los días y me pregunto si algún día llegaré a verlo como algo normal. 

Aquí algunas fotos del Galaxy Soho desde fuera.






Y claro está, otras desde el interior:




La inauguración del Galaxy Soho fue en noviembre, y desde entonces no ha habido muchos avances para habitarlo. No obstante, en estas últimas semanas ha empezado a abrir una cafetería y un par de tiendas de productos de lujo. Sin embargo, aún está vacío y  principalmente atrae a chinos curiosos. También hay varias agencias inmobiliarias instaladas, entiendo que para vender o alquilar oficinas o espacios del gran complejo (en el que habrá zona de tiendas, pisos dedicados a oficinas y restaurantes en la parte superior). Desde aquí, animo a todos aquellos con algo de dinero a montar un restaurante español, de tapas por ejemplo, cuanto antes, por mi parte prometo un cliente fijo cuatro-cinco veces por semanas. 

Más abajo un video sobre el Galaxy Soho y el día de la inauguración, en el que estuvo presente la arquitecta y en el que, de pura casualidad, estuvimos por allí.


Desde luego Pekín no tiene la espectacularidad de rascacielos que tienen otras ciudades asiáticas, pero la ostentosidad y enormidad de muchas de sus obras está fuera de toda duda. Al más puro estilo imperial van surgiendo maravillas como esta, la terminal 3 del aeropuerto, el estadio olímpico "El Nido" o la propia sede de la CCTV.